A propósito de la participación del sector privado en la compra de vacunas contra el COVID-19.
En el Perú nunca podemos cambiar el rostro de sorpresa, prácticamente permanente, ya sea ante buenas o malas noticias, o ante ese otro grupo de noticias frente a las que, probablemente, no sepamos dónde ubicarnos.
Quiero dar mi opinión sobre el particular.
¿Se percibe este tema como un conflicto entre el sector privado y el sector público? Sí, sin duda.
¿Existe un conflicto entre el sector privado y el sector público? Esta es una pregunta distinta, pues no importa la percepción, sino la realidad. La respuesta es que considero que sí, que hay una pugna del sector privado por participar en la compra de vacunas contra el COVID-19, al punto que el presidente Sagasti ha declarado que este sector participará cuando ya no haya escasez de vacunas (ver en Gestión).
¿Debe haber un conflicto? No, esa pugna se ha construido sobre una base ficticia de que el sector privado busca su propio beneficio o que desestabilizará el plan de vacunación del Estado, quien vela por todos por igual.
No voy a referirme aquí sobre actos de corrupción ("vacunagate" o "vacunas vip") que demuestran que la "igualdad" no está tan arraigada ni en la mente del público ni del privado.
Pero, sí quiero mencionar que no se trata de que el Estado diga al sector privado: "te doy carta libre para comprar". No tiene por qué ser así. El Estado tiene el encargo de regular y la postestad de hacerlo.
Puede hacer una licitación pública con reglas de juego en las que ponga condiciones a los privados. Es más, puede decirles, "realizarás toda la negociación y me venderás a mí el 100% de las vacunas que adquieras y yo te daré un margen de ganancia del x%". También puede entregar un mandato a las entidades privadas que ganen la licitación para actuar como sus "mandatarios", adquiriendo las vacunas en su nombre; luego estas entidades la entregan al Estado y, por la gestión, éste les reconoce un margen de ganancia.
Esta licitación se pudo haber hecho hace muchos meses atrás, incluso pudo haberla hecho este Gobierno.
Hay opciones... o las hubo. Lo que no estoy tan seguro ahora es si los privados conseguirían que las vacunas lleguen ya, dado que el Estado ya ha celebrado contratos por decenas de millones de dosis, aunque todavía no tengan fecha de entrega.
A la pregunta tácita de si hay responsabilidad del Estado al no haber visto -o actuado por- una vía de complementar las fortalezas de ambos sectores, mi respuesta es SÍ. Considero que sí hay responsabilidad, pero tal vez estemos a tiempo de corregir el rumbo.
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